17/1/10

Niños


Pequeñines que juegan entre ellos y saltan de alegría.
Niños.
¿Quién no echa de menos ser uno de ellos?
Escasas preocupaciones y pocos sentimientos. Sentimientos de solo querer a su lado a su querida madre y a su peluche favorito.
El mundo de los juegos, de la imaginación, de las creencias... Esos mundos que hacían que fueras distante a la gente, a la sociedad.
Cuánto echo de menos ser una pequeña niña... Dónde te gustaba un chico y te hacía soñar cuándo te miraba o te daba la mano... Cuándo era menos preocupante el olvido de quién te gustaba, porque tus sentimientos no estaban desarrollados.
Y ahora desarrollados, que puedes experimentar nuevas sensaciones, lo agradezco. Pero no los quiero tener por más tiempo. Quiero que desaparezcan, que no me hagan esto.
Porque si experimentar nuevas sensaciones te da como resultado el sufrir, prefiero vivir en mi castillo imaginario, dónde soy una preciosa princesa y espero con impaciencia al bello príncipe azúl, quién me hará felíz.
Niños. Cuánto echo de menos ser aquella palabra...

No hay comentarios:

Publicar un comentario