27/1/10

Aquella niña tonta


Hace mucho que no lloro. Que no expreso ninguna lágrima por ti. Me he quedado vacía como si no tuviera existencia dentro mía. Tan rota estoy por dentro que ya no siento ningún dolor. Soy como un muñeco sonriente que paso desapercibida delante de los que me rodean, sin que ellos sepan mi sufrimiento interno.
Esto para mí ya es una costumbre. Parece como si viviera dependiendo de este dolor, como si fuera una necesidad para vivir. Y esto es porque necesito tu sonrisa, para existir. Para poder volver a ser como antes. La chica feliz, la espontánea, la extrovertida, la divertida. Para poder decir algún día que fui una introvertida, una sufridora, y todo esto por el amor que sentí hacia a ti. Para poderte decir que esos años estuve coladita por ti y reírnos sin más y recordar que era una niña que no pensaba con la cabeza.
Pero da igual, sé que esto te hace feliz, el verme sufrir.
Sé que mientras que yo miro al vacío pensándote, tú estarás con los tuyos riéndote probablemente de mí. De mi tonto sufrimiento infantil. ¿Cómo no vas a saber lo que siento por ti, si cada vez que me hablas y me miras a los ojos no puedo evitar sonreír?
Qué malo es no saber el dolor interno. Se nota que tú nunca pasas por ello. Que nunca te quedas mirando hacia a la pared todas las noches hasta que te duermes pensando en quién amas, intentándote historias donde los dos nos queremos con toda nuestra alma y vivimos aventuras juntos. Como se nota que puedes estar tranquilo concentrándote en leer un libro, mientras que yo no puedo porque pienso en el daño que me estás haciendo. Es fácil ¿eh?, ver como sufro por lo que haces y seguirlo haciendo. Para ti muy fácil. Lo que no sabes es que todo el mundo tiene un límite, y ese límite desde hace tiempo empieza a caer. Esta cayendo a la misma velocidad que cae las aguas de una catarata. ¿Sabes? A esa misma velocidad está cayendo. Y explotaré y te diré todo lo que siento, todo mi sufrimiento. El odio que tengo a este sentimiento. Y como ya acostumbro a estar así, me daría igual que desaparecieras al tú saber esto, al yo haber explotado. No te complicarías, no te dolería el echo de salir de mi vida, de olvidarme y recordarme como una niñata que se encaprichó de ti y que seguistes sin más, tu vida sin mí.
Y como ya he dicho me daría igual, otro sufrimiento más. Otro cargo de conciencia que pensar, otra razón por la que sufrir más. Y aunque haya dicho que me daría igual, sé que no es verdad. Que me dolerá a rabiar y esta vez las lágrimas perdidas me encontrarán.